Proyecto de Exploración de Barrancos en Perú
Grupo de Exploración Gocta
04:30 a.m. Diana.
Ha llegado el momento esperado, la incertidumbre, la emoción, el respeto, todo se palpa en el ambiente, acabamos de preparar las sacas y el equipaje resulta muy pesado.
05:30 a.m. Desayuno y recogida de las fiambreras con el avituallamiento.
06:00 a.m. Estamos preparados, pero los guías no aparecen, empezamos a temernos lo peor, retrasos que ya conocemos por estas latitudes.
Al poco tiempo recibimos una llamada de Marcial, nuestros presentimientos van tomando forma, nos dice que está muy enfermo y que no nos puede acompañar, por un momento todo se viene abajo. Nitu en su conversación con Marcial le insiste en la posibilidad de que su hermano Victor sea quien les acompañe.
Victor, Mario y Nitu se acercan a casa de Marcial, y lo encuentran preparado para salir. Su estado es lamentable, le insistimos para que vaya a ver un médico y que convenza a su hermano para que nos acompañe. Nos volvemos para la plaza de armas para dar novedades al resto del grupo, al poco una llamada de Marcial nos confirma que nos acompañaran sus dos hermanos, Victor y Ilton, y su sobrino Wilson, además de los tres caballos.
Estamos contentos, salimos a las 08:10 y hemos perdido un par de horas sobre el horario previsto, pero por lo menos no perdemos el día.
El camino es duro, una serie de atajos nos llevan hasta el denominado kilómetro cinco, lugar donde se acaba la carretera y empieza una ascensión para superar una muralla de 500 metros de desnivel, superada ésta, el camino está completamente embarrado, nuestros pies se hunden en él sin posibilidad de evitarlo.
Después de unas horas llegamos a la chacra del árbol cortado, un tronco de enormes dimensiones nos recuerda que algún día un descomunal árbol se erigía en estos terrenos. Mientras nuestro guía se adelante para valorar las posibilidades de continuar con los caballos un trozo más, almorzamos en la chacra.
Continuamos un poco más con los caballos hasta que llega el punto donde tenemos que cargar nuestro equipo, aquí empieza lo verdaderamente duro, las sacas pesan una media de 25 a 30 kg y pesos tan descomunales son difíciles de transportar.
Adentrados en plena selva la progresión se va dificultando, no hay que utilizar el machete pues en prospecciones de días anteriores el terreno ya se había desbrozado, pero pronto llegamos a un escalón que hay que salvar por una escalera de madera hecha de troncos, está un poco deteriorada por la humedad además de llevar seis años en el lugar y se ha de pisar con cuidado pues los escalones se pueden romper, en este punto nos distribuimos por todo el resalte para poder izar las sacas con el menor esfuerzo posible y la ayuda de un cordino.
Una vez arriba nos disponemos a buscar un posible acceso a la parte superior de la cueva, la senda abierta hasta el momento es penosa, troncos, barro, piedras sueltas, prácticamente nos encontramos escalando por la selva hasta llegar al punto donde una pared nos impide el paso, Mario y Ceci intentan forzar una escalada pero resulta imposible, muy peligroso y arriesgado, si los bloques por donde se intenta progresar se vienen abajo, arrastrarían a todos los miembros del grupo selva abajo.
Decidimos abandonar, son las tres de la tarde y podríamos quedarnos bloqueados, la idea es recular y montar un vivac en la cueva, al fin y al cabo desde la cueva se hizo la medición del desnivel del barranco por el IGN, Instituto Geográfico Nacional peruano, en una hora estamos en la entrada de la misma, punto donde los guías no dejan para volver a Cuispes.
Reunimos toda la leña seca que podemos encontrar y montamos lo que serán nuestros aposentos, Juanillo y Thais montan una hamaca al igual que Ceci, los demás acondicionamos el suelo y lo aislamos con un plástico y los neoprenos.
Como nos sobra algo de tiempo se instala la cabecera de lo que será el primer rápel de Yumbilla, mientras se enciende el fuego y cenamos todos a su alrededor, la puesta de sol nos regala una de las imágenes más bellas de la expedición.
Antes de meternos en los sacos repasamos el plan de ataque y el equipo que entrará en el barranco, con todo ya programado cada uno se retira a su nido con la incertidumbre de lo que nos deparará el descenso.
La recopilación de información sobre la región de Amazonas (Perú) y su estudio morfológico, nos hacen creer que nos encontramos ante un área con un gran potencial de barrancos y cascadas, aptas para la práctica del descenso de barrancos, muy por encima de destinos ya clásicos como Isla Reunión o la Sierra de Guara.
El objetivo de nuestro proyecto pretende explorar y poner en valor estas bellezas naturales creando recursos turísticos y deportivos, con la convicción de que en el futuro el turismo de aventura generará oportunidades para el desarrollo socioeconómico de estas zonas olvidadas por el progreso.
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